Su atuendo era inconfundible: una jardinera blanca.
Si uno quiere ubicar el coche de don Natalio Cataudella en alguna fotografía amarillenta de una grilla de largada de Mecánica Nacional, seguro que lo encontrará en una de las últimas posiciones.
Para don Natalio el asunto era correr. No le importaba que sus rivales fueran mucho más rápidos. Ejercía su vocación como deporte puro: competir.
Natalio Cataudella no era argentino a todo eso, porque había nacido en Italia, pero más criollazo que cualquiera. Era originario de la pequeña ciudad siciliana de Ispica o Spaccafurnu, donde nació el 13 de setiembre de 1906. Llegó al país como inmigrante antes de la primera Guerra Mundial. Falleció en Paraná el 1º de agosto de 1989.
Muy amigo de Luis Brosutti, tenía un taller mecánico cerca de éste en la ciudad de Santa Fe. Corría en Esperanza, Sunchales, Las Rosas, San Nicolás y nunca faltó en Rafaela, la de piso de tierra como todas las demás.
Un lírico de aquellos. No hay mucho que contar de su vida, pero sí se conservan episodios graciosos de su actividad de piloto chacarero que lo pintan de efigie entera:
– cierta vez, al salir de boxes, le advirtieron: “Don Natalio, ¡el motor pierde aceite!”
“Ah, bueno, si pierde es porque tiene”, fue la réplica (contado por Lorenzo Echeverría, de City Bell).
– en los años ‘60 durante unas 500 Millas, varias personas formaban cola frente a uno de aquellos retretes que no eran precisamente Basani, aunque tal vez mejores, de madera, como los de Benny Hill. Estaban alineados varios necesitados, y en la mitad de la fila un hombre con manos grasientas y de jardinera blanca: don Natalio esperando pacientemente su turno para luego reanudar la carrera. Cuando le insistieron en que fuera adelante, un poco incómodo aceptó (por Jorge Basso Dastugue, Buenos Aires).
– un día llegó a la pista con el auto de carrera trayendo a remolque el auto de calle, el que normalmente utilizaba para remolcar el monoposto, se había roto el de calle y solucióno el problema de esa forma, puro ingenio.
– este episodio fue contado por el mítico Ramón Requejo, ocurrió en el circuito parque de Paraná, Natalio lo fue a consultar sobre un problema que tenía en el motor, le cerraba el contacto de encendido y el motor seguía marchando, Ramón le preguntó qué le había hecho y Cataudella le explicó que le había soldado unos pedazos de planchuela en la cámara de combustión para comprimirlo más. Ramón, horrorizado, le contestó que no podía hacer eso, que se calentaba al rojo y el motor no paraba más, y lo mandó a sacarlas antes de que se rompiera todo». Cosas pintorescas de Natalio.
– se corría una carrera de bipostos en algún lugar y allí apareció Don Cataudella con su auto de fórmula y, atado al habitáculo un sillón de mimbre para justificar las dos plazas.
– para conocimiento de los que gustan de estas cosas les diré que en la clasificación de las 500 Millas Argentinas de Rafaela, de 1959, Don Natalio se clasificó UNDÉCIMO con 1m 45s 7/10. Como referencia Jesús Ricardo Iglesias, el poleman, hizo 1m 33s 6/10 con su Chevrolet Wayne. Lo interesante es que Don Natalio dejó atrás, entre otros, a Ramón Requejo, Héctor Niemitz, Gonzalo Llaser, Alberto Morosoli, Néstor Salerno (Ferrari 3000cc, Kurt Delfosse (Gordini- Porsche), José Froilán González (Ferrari-Corvette), el ganador de la carrera (tuvo inconvenientes), Hugo Maestretti (Ferrari 2560 cc) y varios más. ¡Qué tal! Ahora, en carrera, fue otra cosa, porque tuvo que abandonar. Pero se dio el gran gustazo.
– don Natalio estaba revisando las bujías en el box, cuando de pronto se le cayó una al piso y se rompió la cerámica.
Cataudella se enojó y se lamentó a viva voz de lo sucedido. Uno de los curiosos que presenciaba el hecho se acercó y le dijo: «No se ponga así. Es sólo una bujía». La respuesta fue: «Sí, sí, ma era la ma nueva».
Sus mejores actuaciones: en 1941: Debut en el GP de la República Argentina. 1942: 5° en Santa Fe, 1951: 3° en Tucumán y Paraná y 5° en Esperanza. 1952: 4° en Rosario, 5° en el Autódromo Bs As. 1953: 10° en Rosario. 1954: 8° en Vte. López A , Club (en la Panamericana).
1958: 5° en Esperanza, 1959: 4° en Marcos Juárez. 1966: 13° en las 500 Millas de Rafaela y 1967: 10° en Esperanza . Un lírico del automovilismo, dijeron algunos, un piloto chacarero, señalaron otros, en realidad un viejo loco, pero también un maravilloso quijote de los fierros
En esos tiempos nosotros, los jóvenes iracundos que soñamos ir bebiendo los vientos a 300 kilómetros por hora con la Alfetta en las rectas interminables de Francorchamps-Spa, ironizábamos al referirnos a don Natalio. Hoy, perdón Schumi, Alonso y tutti quanti altri, lo admiramos.