Osvaldo Moras, un amigo del ambiente, «artista» inagotable de los fierros , capaz de realizar las reparaciones que ningún otro se atrevía, reparar un block de un auto de carreras o un motor importado o rescatar una llanta de competición cuando cualquier otro la habría descartado porque pensaban que ese trabajo era imposible.
Padre ejemplar, muy amigo del ambiente motor, muy querido y respetado en todos los niveles de la sociedad santafesina, nos dejó en medio de esta cruel pandemia, por un ataque cardíaco.
Lo vamos a recordar siempre, tanto sus amigos, como todos los que supieron valorar su condición de hombría de bien y trabajador incansable.