Anticipo

La picardia de Juan Galvez

La picardia de Juan Galvez

Fue un día como hoy, 18 de Noviembre, quizás hubo un mecánico superior a Oscar: en ese caso debió haber sido su hermano Juan. Allí dónde Oscar derrochaba improvisación, Juancito lo aventajaba en meticulosidad. Aunque se guardaba también algunos ases: los Gálvez no corrían con mameluco sino con pantalón y camisa, “porque si se incendiaba el coche nos podíamos sacar enseguida la ropa”.

Se corría el Gran Premio de TC de 1956, y la primera etapa estipulaba una neutralización en Pehuajó, pocos kilómetros antes del ingreso a la tierra. Juan había recorrido la ruta del Gran Premio con anterioridad y dispuso un auxilio precisamente en la encrucijada en la que desaparecía el asfalto.

Cuando los punteros –Juan Galvez y el resto – llegaron a Pehuajó, ya llovía. Se estipulaban tres horas de neutralización, aguardando la alborada, pero la lluvia estiró la espera una hora más. Eso le dio tiempo a Juan para hacerse una escapada, en un auto particular, hasta la bajada a la tierra, para ver en qué clase de barro se había convertido la senda.

Los rivales lo esperaron tranquilos: cuando Juan regresara, comprobaría qué gomas ponía para afrontar el tramo; si había que usar las pantaneras o bastaba nomás con las lisas. Juan retornó y puso lisas. Todo el mundo lo copió. Sin embargo, cuando arribó a la bajada a la tierra, allí estaba su auxilio esperándolo con cuatro pantaneras… y los demás habían caído en el engaño. Por Pellegrini, a 130 kilómetros de Pehuajó, Juan le llevaba 21 minutos a Oscar; en Santa Rosa, la ventaja ya era de 51 minutos sobre Félix Peduzzi, que terminó la etapa a una hora y diez minutos del ganador.

Related posts