Ha sido una de las imágenes del verano, tan llamativa como inesperada. El empujón, habitual en carreras de turismos, pero teledirigido desde el muro, pinchado por las teles, y con dos rivales fuera de carrera en el mismo golpe.

El DTM alemán se colocó el pasado 2 de agosto en el centro del motor con la maniobra en el circuito de Spielberg del Audi de Timo Scheider contra los dos Mercedes que le antecedían, pilotados por Robert Wickens y Pascal Wehrlein. Segundos antes, en la radio se oía un «schieb ihn raus», traducido «échale fuera», que le ha costado muy caro a la firma de los cuatro aros.

El jefe del equipo, el resptado Wolfgang Ullrich, admitió que la voz fue suya -al principio aseguró que fue un pensamiento en voz alta y que no pretendía ser una orden-, pidió perdón y se responsabilizó de lo ocurrido, pero ha sido sancionado toda la temporada con no pisar un ‘pit lane’ del campeonato y no tener acceso a la radio del equipo.

El brazo ejecutor, el bicampeón Scheider, no disputará este fin de semana la cita de Moscú tal y como ha decidido el órgano rector alemán, el DMSB, y además Audi deberá pagar 200.000 euros por lo ocurrido por «una maniobra absolutamente antideportiva», reza la sentencia. Además el equipo alemán se deja los 62 puntos en la clasificación conquistados en aquella cita.

Con esta sanción Mercedes se coloca líder en constructores, aunque los puntos perdidos por Wherlein tras el ‘empellón’, le hubieran permitido apretar aún más la pelea por el título de pilotos. Toto Wolff, jefe de Mercedes, prefiere no hacer sangre con su colega de Audi, que ha aceptado la pena y el veredicto sin apelación, y prefiere pasar página de lo ocurrido.