Los primeros reglamentos de carreras eran bastante inocentes, digamos. Se basaban en el peso, a veces máximo, otras mínimo, que fueran autos de calle modificados o que superaran cierta velocidad. En una oportunidad, la limitación al diámetro de los cilindros dio origen a que los mangiagrasa de entonces se “expresaran libremente” con el recorrido o carrera así se vieron aparatos increíbles.
Así lucía, por ejemplo, un Peugeot que corrió en Europa, cuando el límite era el diámetro y la carrera libre
En nuestro pagos no se estuvimos exentos de esos experimentos, y en algún momento la cosa llegó a pasar por colocar el motor más grande que se pudiera, así un milanés (Milano 30-8-1893/Buenos Aires 1980), radicado en Buenos Aires, César Castano, sobre un chassis de serie, construyó un auto donde instaló un motor de avión de marca SPA, de seis cilindros tomado del avión liviano de bombardeo y reconocimiento SVA (por SAVOIA-VERDUZZIO-ANSALDO) hecho por Ansaldo, una fábrica italiana, en servicio entre 1917 y 1935.
En cambio, SPA era una antigua fábrica de autos, creada por aquella gran dinastía de constructores que fueron los Ceirano, fundada en Torino el 12 de junio de 1906 como Societá Piemontese Automóbilli (os habeís dado cuenta, valientes, que SPA son las primeras letras del nombre, verdad?), la empresa recibió refuerzos de capitales de la zona de Liguria en 1908, asumiendo como nueva denominación la de “Societá Ligure Piemontese Automobili”, y la sede social pasó a Génova, mientras que los establecimientos quedaron en Torino. La marca permaneció sin cambios, SPA. Por exigencias bélicas durante la primera guerra mundial terminó fabricando motores de avión y camiones que adquirieron gran renombre. En 1931 SPA fue absorbida por FIAT y cesó la producción de automóviles.
Castano, trajo de sus orígenes el amor por los motores y los autos, montó su taller en el barrio de Palermo de Buenos Aires, en la calle Canning 1248, donde se dedicaba a la reparación de los primeros vehículos automotrices que circulaban por la capital argentina
Este pionero constructor ítalo-argentino tomó un chassis de un gran auto de serie prestigioso de aquel tiempo, según Ricardo Lorenzo: Isotta Fraschini, Guillermo Sánchez en La Fuerza Libre dice probablemente de Hudson, otros, de Hispano Suiza, modificado por él, adaptó el motor SPA e hizo una carrocería especial, con dos opciones de remate trasero, corto, (ver foto del auto accidentado) o largo, cuando lo usual era que las carrocerías terminaran detrás del asiento del conductor y acompañante, llamadas baquets.
Hay datos acerca de que el motor SPA rondaba los 12 litros de cilindrada, lo que bien puede ser en razón de su origen. Tené en cuenta que los primeros R-12 eran de 1.100 cm3 es decir que sería mas que diez motores de R-12, o FIAT Milecento!
En la actualidad suena un poco ridículo comparar aquellas cilindradas y la potencia erogada, pero se decía de que con sus 12 litros, arrojaba 200 HP lo que parece escaso, pero entonces así eran las cosas, no se obtenían grandes potencias específicas, además por ser un motor aeronáutico debía girar a menos de 2.000 vueltas.
El capot, para alojar semejante motor medía 2,10 m de largo.
El caso es que con ese injerto, pretendía batir records de velocidad, con esos 200 burros bajo el capot, y Castano desafió a Pietro Bordino, famoso piloto italiano arribado a Argentina con un Fiat dos litros con compresor, con que él mismo había ganado la carrera inaugural del autódromo de Monza, en el que se decía superaba los 220 km/h.
Bordino, según cuenta Borocotó, en MEDIO SIGLO DE AUTOMOVILISMO ARGENTINO, había logrado 192 km/h en la recta del camino Bellavista-Moron pero no aceptó el reto considerando que no eran aptos nuestros caminos para su máquina.
Castano, entonces por su cuenta, intentó el récord en el mismo sitio que Bordino, y el auto con tripulación incluida terminó en medio de un campo. En ocasión de estos intentos el auto de Castano llevaba cola cónica postiza muy larga. Castano no tenía túnel de viento, pero sabía por donde apretar el pomo de dentífrico, la junan?
Entonces don César, quiso probar suerte en la primera edición de las 500 Millas de Rafaela, el 6 de junio de 1926, en un circuito cuyo desarrollo le era propicio, esa que debió suspenderse por un temporal y donde hasta ese momento se venía segundo el SPA-Castano después de puntear las 4 primeras vueltas, con Esteban Ballestretti al volante.
Al reanudarse la prueba no hay datos sobre que sucedió con el auto, que luego de esa incursión inconclusa en Rafaela, se presenta en la carrera inauguración de nuestro circuito esperancino el 14 de noviembre de 1926, pista donde se esperaba pudiera desarrollar toda la velocidad que su enorme motor era capaz de imprimirle en sus dos largas rectas, de 7 km cada una!
No sería un aparato fácil de llevar, ya que recordaban los memoriosos su preocupante desplazamiento lateral en las pruebas realizadas previas a la carrera.
Conducido nuevamente por el mismo Ballestretti con Vicente Fagole como acompañante, al recibir la orden de partida en noveno lugar (las posiciones de partida se sorteaban y se largaba individualmente contra reloj), rompió la caja de velocidades que no aguantó el esfuerzo y entre otros el propio Castano debió empujarlo para que una vez en movimiento enganchara la directa y así intentar hacer toda la carrera.
Era la pretensión, pero no fue así, era evidente que el piso y las cubiertas no se llevaban de acuerdo con el peso del monstruo. Antes que los neumáticos o el mismo piso cediera, al transcurrir la cuarta vuelta después de fijar el récord del circuito en 161 km/h, para la vuelta, en la recta opuesta a la largada mas o menos a la altura de ésta, claudicó el rulemán de la rueda delantera derecha, que emprendió viaje por su cuenta.
El auto se clavó de punta, dando tumbos despidió a sus ocupantes, Ballestretti con serios golpes permaneció 24 horas inconsciente y se recuperó, pero lamentablemente su acompañante Vicente Fagole perdió la vida, en el lugar hoy, una alegoría del Esperanza Automóvil Club lo recuerda.
Catorce postes de alambrado arrancó el leviatán desbocado, antes que los restos humeantes pasaran a formar parte del paisaje.
Sobre el block del motor, abajo en el pequeño círculo blanco de la derecha se ve el logotipo “SPA”, el señor de corbata al centro, se dice, sería Esteban Balestretti
En esta vista de los restos del auto es claramente visible el tamaño del motor así como el logotipo SPA, es un seis en línea dividido en dos bloques con dos árboles de levas a la cabeza mandados por sendos ejes verticales (eje rey) al centro, configuración común en la marca.
Frenos? Solo sobre las ruedas traseras, para que mas? Si el mismísimo Ettore Bugatti decía que hacía autos para correr, no para frenar!!! – Socorrooooo!!!!
De estos despojos nació el primer auto especial de competición realizado en Esperanza porque luego del accidente fueron comprados por un esperancino: Arístides Robert, que lo modificó, acortó y bajó, agregó patines en el tren delantero de modo que en caso de perder una rueda nuevamente el coche se asentara sobre estos y deslizara sin clavarse de punta.
También habría intervenido en la reconstrucción el señor Piovano a quien el periódico esperancino El Colono cita como propietario del auto en las vísperas de la carrera de 1929 en la que al final no intervino.
SPA.Castano reformado por Robert, en la imagen que encabeza esta nota son visibles los patines
Finalizada la reforma con el mismo Robert al volante interviene en nuestro circuito el 9 de setiembre de 1928 en el III Gran Premio Provincia de Santa Fe, pero como persistían los problemas de estabilidad su constructor desalentado y tal vez asustado, porque no, abandonó.
A continuación fue vendido a Gabriel Sagrera de San Jerónimo Norte, que volvió a reformarlo e intervino asiduamente en carreras de Mecánica Nacional y por supuesto en las 500 Millas de Rafaela en varias oportunidades, (4° en 1947 y 1950 motor R.E.O.) donde era serio candidato, nuevamente modificado y con otro motor. Al momento, acá perdemos la historia del auto.
SPA-Castano versión Sagrera, con él mismo “at the wheel”
Al igual que el conjunto “Los Chalchaleros” y casi todos los autos artesanales de carrera, durante su existencia le fue cambiada una vez una parte otra vez otra, pero siempre se consideró el mismo auto.
Queda librado al criterio de los lectores, mi parecer es que por las importantes modificaciones que realizó Aristides Robert, aunque partió del trabajo de Cesar Castano, hizo un nuevo auto, el primero construido en ]Esperanza para correr.
Robert, es un apellido francés por eso en este caso pronunciamos Robér, dos hermanos vivieron en nuestra ciudad, Arístides y Augusto, conocí a Augusto, mecánico, electricista especialista en magnetos y mucho mas, de acento francés, pionero de la radiofonía, transmitió desde aquí por su estación que trasladó al Circuito Esperanza en 1926, la primer carrera transmitida por radio en Argentina.
Si te aburriste, disculpame, si te gustó o al menos te entretuvo, en este sitio pronto vas a encontrar mas Historias de Hombres y Autos.
Agradecimientio especial José Luis Murgo (www.cocheqargentino.com.ar), Delfino Grenón(f), Angel Fontanini (f), Sra. Elsa Hessel de Benesovsky, Guillermo Sánchez, Marcos Romero.
Fuentes consultadas: Autorama, Archivo diario EL LITORAL (Santa Fe)Archivo periódico El Colono (Esperanza), Deportivas ACA, Enciclopedia de Oro del Automovilismo, Enciclopedia de la Aviación, Enciclopedia Salvat del Automóvil, FUERZA LIBRE (Guillermo Sánchez), Historia Deportiva del Automovilismo Argentino (Alfredo Parga), Medio Siglo de Automovilismo Argentino (Borocotó). Quattroruote, Velocidad.
www.jmfangio.org, www.cocheargentino.com.ar, www.auto-historia.com.ar
Bocha Balboni
historiasdehya@gmail.com