El grave choque múltiple propiciado por el coche de seguridad marcó el devenir de una carrera en la que el británico tuvo la fortuna de su parte para volver a ganar.
Hubo tres salidas, provocadas por dos banderas rojas.
Alex Albon logra su primer podio en F1.
Más de dos horas ha durado el GP de la Toscana, en la visita (posiblemente única) de la F1 a Mugello, en una carrera marcada por los accidentes y los coches de seguridad. Lewis Hamilton se llevó la victoria, por delante de Valtteri Bottas y de un Alex Albon que, por fin, logró su primer podio en F1.
Carlos Sainz se quedó sin acabar, pero al menos salió intacto. El madrileño estuvo involucrado en el grave accidente que provocó la primera bandera roja de la carrera, causado por una actuación un tanto dubitativa del coche de seguridad.
Un arranque caótico… y peligroso
Ya desde la salida de este GP de la Toscana se vio que iba a ser una carrera complicada. De entrada, inesperadadamente, Lewis Hamilton se quedó clavado en la salida y propició que Valtteri Bottas le ganse la primera posición. Por detrás, pese a que empezó bien, Max Verstappen se quedó sin potencia antes de llegar a la primera curva.
Este incidente hizo que se quedara atrapado con el pelotón de atrás, lo que derivó en que fuera embestido por varios pilotos. Pierre Gasly, el ganador en Monza, fue el otro gran involucrado, junto a Romain Grosjean y Kimi Räikkönen que pudieron seguir en carrera.
Paralelamente, Carlos Sainz trompeó cuando estaba intentando adelantar a Lance Stroll, con una víctima colateral: Sebastian Vettel le tocó y rompió el alerón delantero.
Ahí no acabó todo. La carrera se neutralizó tras el coche de seguridad, y cuando este anunció que se reiniciaba lo hizo muy tarde y provocó el caos. Bottas ralentizó a la parrilla hasta que no pudo tirar, que ya era en plena recta. Al no poder pasar antes a sus rivales, por detrás se produjo un efecto acordeón y varios coches acabaron estrellándose entre sí: Nicholas Latifi, Kevin Magnussen, Antonio Giovinazzi y Carlos Sainz.
El enfado de todos los pilotos, tanto los afectados directamente, como los que sí pudieron continuar era notable. El primero fue el propio Sainz, que admitió que esto no podía volver a producirse y que la Fórmula 1 debía aprender de este tipo de acciones.
Hamilton toma la delantera… antes de la segunda roja
Con la reanudación, el gran beneficiado fue Lewis Hamilton. El hexacampeón le ganó la partida a su compañero Valtteri Bottas, que esta vez no pudo en la segunda salida con el británico, que sí salió bien.
En principio, parecía que Charles Leclerc iba a poder aguantar la pelea por el tercer puesto, pero pronto las carencias del SF1000 salieron a la luz. Empezó entonces una pelea por el tercer puesto.
Danel Ricciardo, Alex Albon y Lance Stroll empezaron su lucha particular, boxes incluidos, y el que se llevó la victoria parcial por el bronce de la carrera fue el de Renault, para alegría de los que querían ver el tatuaje de Cyril Abiteboul.
Sin embargo, un accidente de Lance Stroll propició la salida del coche de seguridad, primero, y la bandera roja de nuevo al final. Se evitó así una nueva controversia, ya que el coche de seguridad se equivocó y cuando salió a pista retuvo a Bottas y no a Hamilton, cuando este era el líder.
Sprint a 13 vueltas
Las últimas vueltas se resolvieron a favor de Hamilton. En la tercera salida de este GP, el británico no perdió la posición, sino que fue Bottas quien se vio adelantado por Ricciardo.
El australiano se quedó corto, no obstante, ya que el de Mercedes apretó para recuperar la segunda plaza y, después, Albon por puro coche le levantó la tercera. El anglotailandés buscaba su primer podio en F1 y se vio incluso en condiciones de pelear por el segundo puesto con Bottas.
No obstante, en cuanto el Mercedes apretó los dientes, las opciones del hombre de Red Bull para ser segundo se esfumaron.
