Las malas noticias siguen en el equipo Williams. Después de comenzar la pretemporada más tarde que los demás, por no poder contar con elementos para los FW42, y ser la peor escudería de la parrilla, puesto que sus autos se encuentran en los últimos lugares, se le suma la renuncia de Paddy Lowe, jefe técnico y, quizás, máximo responsable de este presente.
No fueron pocos los que se preguntaban qué había llevado a Paddy Lowe, al que se le consideraba artífice de los éxitos del equipo Mercedes de Fórmula 1 en la era híbrida, a dejar el equipo alemán para pasar a formar parte del equipo Williams, adquiriendo además parte del accionariado.
Entonces, Paddy explicó que cumplía un sueño, ejerciendo un puesto a nivel directivo de un proyecto del que ahora era además propietario. Ya no era empleado, era parte, o en otras palabras, socio. Esta situación compensaba dejar el equipo que dominaba por uno que claramente y pese a ser un histórico, pasa por momentos complicados.
Finalmente, ni Paddy Lowe ha conseguido reconducir la situación de Williams, ni Williams ha encontrado en Paddy Lowe lo que esperaba, hasta tal punto, que ha sido este 2019 cuando han tocado fondo, no ya por la lentitud del monoplaza puesto en pista, que también, sino por el hecho de no ser capaces de cumplir los plazos mínimos, no estando el vehículo preparado a tiempo para la pretemporada por primera vez en la historia del equipo de Grove.
Ya en pretemporada los rumores sobre la abrupta salida de Lowe del equipo sobrevolaban el paddock, y aunque finalmente no ocurrió esto, Paddy sí acabó acogiéndose a una excedencia, algo que parecía contentar tanto a él como a la propia Claire Williams, que no podía ocultar su profunda decepción.
La mencionada excedencia no era más que un primer paso a la salida total de Paddy Lowe del equipo, que ahora sí ha confirmado Williams. En un escueto comunicado, Paddy ha confirmado que tras un tiempo de reflexión, ha decidido no regresar a sus funciones en el equipo Williams, al tiempo que Claire afirmaba entender la decisión de Paddy. El final más salomónico posible para una situación límite que amenazaba con acabar muy mal.