El mismo guion del año pasado: primeras vueltas de la sesión nocturna que inauguraba las tres tandas clasificatorias de Le Mans, y los dos japoneses al volante de los dos Toyota. En teoría, los dos hombres más rápidos en la pista francesa (de hecho, ambos son los dos últimos polemen en Le Mans) y el mejor momento para hacer un tiempo de referencia.
En 2018 Nakajima descargó en su primera vuelta lanzada de la ‘Q1’ un 3:17.270 que sirvió para lograr la pole provisional, que él mismo destrozaría al día siguiente para asegurar ese puesto de honor. En esta ocasión, ese papel se reservó al Toyota #7, el coche que necesita el punto extra de la pole position y el que tiene que arriesgar para optar al campeonato. Kobayashi se marcó un 3:17.161 en ese segundo giro y sentenció el asunto en los primeros minutos.
El japonés, Pechito y Conway (que se dio el susto del día al estrellarse contra el líder de LMP2 cuando realizaba una reincorporación a pista muy peligrosa) durmieron en la pole con un tiempo que podría valer si en la jornada final la lluvia, como podría suceder, toma verdadero protagonismo.
Nakajima, por su parte, no estuvo fino en esos compases iniciales y ahí se escapó el mejor momento para sacar el crono. En su primera tanda, de 10 vueltas, firmó un 3:21.287 que sólo sirvió para dejar al #8 sexto en esta sesión de apertura. Buemi y Alonso probaron diferentes configuraciones aerodinámicas pensando en la carrera, sin preocuparse en exceso por el tiempo.
De hecho, hasta la feroz tanda final del asturiano el #8 estaba a 3,5 segundos de su coche hermano y con cuatro de los seis LMP1 no híbridos por delante. El esfuerzo final de Alonso, que consiguió un notable 3:19.632, dejó entrever lo que se guarda el coche líder del mundial… que quizá el jueves nos pueda enseñar.
Lo que sí parece claro es que los prototipos no híbridos están más cerca en clasificación de los nipones. Apenas medio segundo separó al Toyota del BR1 ruso con el que Orudzhev se marcó un vueltón también al inicio de la crono y también en 3:17. Incluso un Rebellion se coló en el ‘podio’ por la pole provisional y el sorprendente DragonSpeed, quinto, apenas terminó a medio segundo del español. La duda es si los LMP1 no híbridos tienen mucho más de lo mostrado, porque está claro que los Toyota volarán bajo en las dos tandas finales (el 3:15 está, sin duda, a su alcance).
Los otros dos españoles, Miguel Molina y Antonio García, como Alonso, también se mantuvieron tapados en esta primera parte de la clasificación. El catalán terminó octavo junto a sus compañeros Rigon y Bird (al menos fueron el mejor Ferrari) mientras que García cerró la primera jornada con un décimo puesto todavía lejos de sus posibilidades reales.
