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WEC: Ferrari gana las 24 Horas de Le Mans; «Pechito» finalizó en el 2º puesto

WEC: Ferrari gana las 24 Horas de Le Mans; «Pechito» finalizó en el 2º puesto

Batalla épica en el circuito de la Sarthe, en la que hubo de todo y unos dominadores, los de Maranello, que revalidan el título de 2023 pero con la otra unidad, la #50 del español, Fuoco y Nielsen.

Pasaron tantas cosas en la 92ª edición de las 24 Horas de Le Mans que serán recordadas hasta por los tramos de tiempo en los que no pasó nada. Como esas 4 horas y cuarto en la madrugada con coche seguridad en pista que no permitió competir por la baja visibilidad provocada por la oscuridad de la noche y el spray de la lluvia. Aun así, el espectáculo fue majestuoso desde que Zidane dio el banderazo de salida. Y fue fabuloso ver entrar al coche de un piloto español primero en meta, el Ferrari 499P #50 de Miguel Molina, Antonio Fuoco y Nicklas Nielsen. La temporada pasada una piedra se cruzó en su camino y Molina no lo olvidaba. Era su china en el zapato y decía que volvía a Le Mans para tener la oportunidad otra vez. Y vaya si la tuvo. El llanto de la tripulación al cruzar la meta con la energía llegando a cero, así lo demuestra.

Desde la primera vuelta, que fue un regalo, mostró credenciales el equipo del gerundense. Y también Porsche con su 963 que defendía la pole; Cadillac demostraba que no estaba aquí como comparsa; Ferrari con los 499P lanzaba un ataque en el primer minuto para ponerse líderes y Toyota comenzó a trabajar para recuperar terreno. Aquí nadie se deja nada.

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Esas fábricas serían los grandes protagonistas de unas 24 Horas para el recuerdo. Lo fueron al comienzo, en el medio y sobre todo al final. Porque cuando se recuperó la normalidad en el circuito de la Sarthe, hubo luchas en cada rincón de los 13,6 kilómetros del trazado. Aquello fue, como lo describió Hartley, piloto del Toyota #8, en la previa, la “jungla”. Sobrevivía Álex Palou en su debut, que se puso líder virtual en un par de ocasiones y marcó la vuelta rápida de carrera con el Cadillac #2. Encontró respuesta por Kamui Kobayashi con el #7. Miguel Molina batallaba con el Ferrari #50 a brazo partido por el liderato con Sebastien Buemi a los mandos del #8, para comenzar a poner los cimientos de la victoria. Al mismo tiempo, Kevin Estre y Alessandro Pier Guidi ponían al Porsche #6 y al Ferrari #51 en paralelo, llegando a rozarse. Todos luchaban por sus opciones, mayores o menores, y nadie cedía un centímetro ni una décima.

Tras el amanecer era ya ese momento en el que permanecer en la pelea por la carrera. Evitar que la carrera te eliminase pasaba a ser uno de los pasos inevitables a la gloria. Y como nadie quería perderse el espectáculo, amenazaba lluvia para el final, que llegó. Tocaba más ejercicio de supervivencia. Cualquier incidente podía resultar decisivo. Incluso una tuerca atascada en la rueda delantera del Toyota #8 en su cambio a neumáticos de agua anulaba el trabajo de remontada que había llevado a cabo Hartley sobre Molina. Y un posterior toque de Pier Guidi al neozelandés, sancionado con cinco segundos, mandó al coche japonés a la grava y a los Ferrari al 1-2.

A Maranello se le ponía la carrera de cara a falta de dos horas. Nicklas Nielsen manejaba un colchón de 20 segundos sobre Pier Guidi, quien a su vez era el mejor de los parapetos ante los Toyota y el Porsche. Poco duró la alegría en el garaje italiano porque una puerta mal cerrada del 499P le obligó por mandato de dirección de carrera a boxes para arreglar el desperfecto. Y de paso a ajustar la estrategia y calcular al milímetro el consumo: El Ferrari #50 entró en meta con un 3% de energía y casi impulsado por el corazón del equipo italiano.

Un guion perfecto, casi soñado, Le Mans había devuelto a la carrera todo lo que la lluvia de la noche había escatimado. Y también había devuelto la alegría a Ferrari tras un trompo de Pechito López con el #7 en la chicane Dunlop. El coche de Molina recuperaba cierto margen en el liderato, de casi 50 segundos. ¿Decisivos? En Le Mans nunca se da nada por hecho. Ni las crónicas rápidas.

Como rápido fue ese Ferrari #50 a pesar de haber parado antes que el Toyota #7 para afrontar los últimos 45 minutos. Era un mano a mano Italia-Japón bajo la lluvia de Francia y un coche llegando en la reserva. La batalla de las batallas, que cayó del coche rojo sobre el negro. Es la 11º victoria de Ferrari en Le Mans, la segunda consecutiva y la primera de Molina, que se une al selecto grupo de Marc Gené y Fernando Alonso como campeones españoles en la carrera de resistencia más icónica del mundo.

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