Tanak ganó en Suecia en los albores de la temporada. Algo así como una historia de amor que empezaba de nuevo tras su regreso al paraguas de la factoría de Cumbria. Pero nada se mantuvo en el tiempo y su Ford se llenó de problemas. Tanak, que había salido de Hyundai muy descontento, volvía a ver cómo su talento se apagaba.
En la cita latinoamericana todo viró. Tanak aplicó su estilo machacón en tierra. Solo un error en el bucle matinal del primer día cuando un salto mal anotado le hizo trompear. Todo lo demás fue repaso. Mejores tiempos. Mejores sensaciones. Hasta la victoria finiquitada en una Power Stage que dominó Toyota. El más fuerte y diferencial.
Rovanpera piensa en el asfalto
Tanak evitó la fiesta de Kalle Rovanpera. El campeón defensor será campeón de nuevo. Salvo catástrofe suma sin parar y llegar a las citas de asfalto con el trabajo hecho. No tuvo su rally. «Mi peor conducción del año», dijo tras el primer tramo. Y cuando quiso atacar. «Fuimos demasiado optimistas», agregó. Terminó cuarto, sumó la Power Stage y sólo pierde los puntos del podio de Elfyn Evans. Eso sí, en la Prefectura de Aichi están de fiesta: Toyota es campeona de constructores. La marca referencia de la era moderna.
Evans se encontró con el podio. Teemu Suninen lo tenía, pero el domingo evidenció por qué nunca será un contendiente. Suspensión rota, fuera de carrera. Neuville acabó segundo salvando el drama de Hyundai y dejó a Evans tercero tras desinflarse.
Así las cosas Rovanpera llega al Rally del Centro de Europa y al de Japón con 31 puntos de ventaja de ventaja en la clasificación. Necesita 30 de diferencia tras la cita con sede en Praga para ser campeón por segunda vez. En Chile Tanak aplazó su fiesta y devolvió la sonrisa al talento estonio. Kalle reirá mejor próximamente.