El #Toyota #8 lideró un nuevo doblete de la marca japonesa, que pese a los problemas del #7, completó un fin de semana perfecto. Glickenhaus se reivindica con su primer cajón en Le Mans.
Miguel Molina, con el Ferrari #52, fue 3º en una carrera en la que Antonio García perdió todas sus opciones de victoria en el amanecer.
El incidente entre Perrodo y el Corvette #64 marcó el devenir del final.
Brendon Hartley, Ryo Hirakawa y Sebastien Buemi se han proclamado campeones de la 90ª edición de las 24 horas de Le Mans al volante del #8 continuando así con la racha exitosa de Toyota en los últimos años. Pese a los problemas del #7, Kamui Kobayashi, José María López y Mike Conway les acompañaron en el podio, con un histórico tercer puesto para Glickenhaus. El #709 de Ryan Briscoe, Richard Westbrook y Franck Mailleux completaron el podio de la máxima categoría (y de la general)
Irónicamente, pese a ser una de las carreras más tranquilas de los últimos años, solo el ORECA #38 de JOTA se libró de los problemas que padecieron todos los líderes de cada categoría, especialmente al amanecer del domingo. La victoria de Will Stevens, Antonio Félix Da Costa y Roberto González en LMP2 fue sin paliativos y sin problemas, algo que no pasó en LMGTE-Pro.
Porsche se llevó la última victoria en Le Mans de esta categoría antes de su desaparición, con el #91 de Richard Lietz, Gianmaria Bruni y Fred Makowecki por delante de los dos AF Corse. Miguel Molina, con el #52 junto a Davide Rigon y Antonio Fuoco, logró un buen podio pese a una carrera en la que empezó con muchas dificultades, pero que, como el vencedor, aprovechó el doble KO de Corvette, que fue netamente superior hasta el final.
En cuanto a los amateurs, la victoria fue para la estructura del TF Sport #33 de Ben Keating, Marco Sorensen y Henrique Chaves, que se impusieron a Julien Andlauer, Thoms Merrill y Cooper MacNeil en el Weathertech Racing #79. Uno de los grandes protagonistas mediáticos de esta edición, el actor Michael Fassbender, acabó (aunque con problemas, algunos por su propia culpa) entre los últimos, pero vio meta.
Salida: caos en los primeros metros
El primer tercio de las 24 horas de Le Mans dejó claro que esta carrera elige a sus ganadores. Después de un inicio ya caótico, con un toque y salida de pista del ORECA #22 de United Autosports y el #31 de WRT en la pelea por la punta en LMP2, la prueba seguía seleccionando sus primeras víctimas.
Paralelamente, el Alpine dejaba claro que esta no iba a ser su ocasión de dar la campanada y se quedaba fuera de la pelea por el liderato antes de llegar a la segunda hora de la carrera, lo que propició que en Toyota enseguida se quedasen solos por la victoria.
Aunque inicialmente parecía que iba a ser el #7 el que iba a liderar la prueba de manera constante, luego fue el #8 quien le estuvo debatiendo el liderato hasta bien entrada la noche. Los problemas de los Glickenhaus, especialmente del #708, dejó sin alternativa la pelea por la victoria.
Hora 8: Pesadilla para García cuando lideraba y de Molina
Las dos representaciones españolas en la carrera (además del equipo CD Sport) han tenido problemas nada más caer la noche. El primero en sufrirlos fue Miguel Molina, aunque su Ferrari #52 tampoco estuvo nunca en la lucha.
Quinto hasta ese momento, vio cómo un pinchazo le mandaba lejos de la zona alta de la tabla, liderada por los Corvette. En concreto por el #63, desde la salida. Sin embargo, este GTE era precisamente el que tenía los siguientes problemas.
Antonio García iba cómodo al frente de la carrera en la categoría LMGTE-Pro e incluso parecía que podía ser el último ganador de esta clase antes de su extinción, pero una avería destrozaba cualquier plan. Nada más salir de boxes, un problema en la suspensión trasera le hacía perder buena parte de su liderazgo hasta ser finalmente adelantado.
La desesperación fue total, porque la rotura le cogió a la entrada de Mulsanne, justo al lado opuesto del circuito. Esto provocó una gran tardanza en entrar en boxes. También falló después el otro Corvette, por lo que el desastre para el equipo fue absoluto.
Para más inri, el protagonista más mediático de la carrera, el actor Michael Fassbender, fue también embestido. No fue culpa del intérprete de Magneto en ‘X-Men’, pero su carrera ya se vio marcada.
Hora 12: ¡Le Mans, devuélvenos tu noche!
El inicio caótico de la noche, con los problemas de los GTE de García y Molina, hacía presagiar una fase de la carrera movida. Nada más lejos de la verdad y la noche de Le Mans trascurría casi ‘sin pena ni gloria’. De hecho, pocas noches han tenido menos percances, remontadas y cambios de posición en la última década, por lo que la carrera se ha movido en un guion casi inalterado.
El Toyota #7 y el #8 han intercambiado el liderato en varias ocasiones, más por las variaciones en sus pasos por boxes que por una batalla real. Aunque es cierto que Mike Conway en ciertos momentos ha presionado a Sébastien Buemi, lo cierto es que Toyota Gazoo Racing ha evitado cualquier pelea entre sus prototipos.
Las horas posteriores trascurrían con una calma impropia de Le Mans. Apenas un problema del LMP2 de CD Sport, que perdía una rueda, marcaba el desarrollo de la prueba. Se llegaba así al ecuador de la misma con el Toyota #8 al frente del evento, con el Oreca #38 de JOTA dando un auténtico recital en LMP2 y con el Porsche #92 como líder en LMGTE-Pro. Nadie movía al #79 de la cabeza en LMGTE-Am.
Hora 15: Llegó el día, llegó el caos
Y así continuaba la carrera, con el Aston Martin #33 de TF Sport asaltando el liderato entre los GTE Amateur. Sólo una ‘slow zone’ por los problemas del Ferrari #59 permitía al Toyota #7 ganar unos 25 segundos de ventaja sobre el Toyota #8, ya que las paradas en boxes cogían a ambos prototipos en distintos momentos de esta neutralización. Mera anécdota ante lo que estaba por venir.
Con el sol ya alejándose del horizonte, comenzaba el recital de problemas entre los líderes de cada categoría. Michael Christensen tenía una salida de pista con el Porsche #92 en primer término, percance que repetía por segunda vez. Los neumáticos del GTE alemán decían basta y con un sonoro reventón la carrera del líder de LMGTE-Pro se torcía. El Corvette #64 cogía el relevo al frente de la categoría.
Mientras que el Corvette #64 saboreaba este nuevo liderato, el Toyota #7 de ‘Pechito’ López se detenía en pista con problemas mecánicos. El GR010 Hybrid del argentino reemprendía la marcha, pero perdía una vuelta con el #8, ahora líder destacado. También tenía un trompo el Porsche #79, líder alterno en LMGTE-Am con el Aston Martin #33, quedando el coche de TF Sport al frente de la carrera entre los GTE Amateur.
A falta del último tercio de carrera en La Sarthe, el Toyota #8 ya ató una posición de privilegio con una vuelta sobre el #7. También disfrutaba de una vuelta de ventaja el ORECA #38 de JOTA en LMP2, y todo parecía que iba a ser mucho más igualado en LMGTE-Pro entre el Corvette #64 y el Ferrari #51, que separados por poco más de 25 segundos entraron en el último tercio de la carrera pugnando por ganar. No esperaban que entrar en juego el ‘factor Perrodo’.
Hora 24: Perrodo revienta la carrera en LMGTE-Pro
Con todo decidido desde hacía horas, la lucha por la victoria en la despedida de los GT en su categoría profesional quedó marcada por el paupérrimo resultado de François Perrodo. El multimillonario empresario erró de manera clamorosa al embestir, literalmente, al Corvette #64, que en ese momento conducido por Alexander Sims solo pudo irse contra el muro entre juramentos.
Para Chevrolet fue el fin de una era de lo más triste posible, ya que instantes antes habían decidido retirar definitivamente al maltrecho #63, con lo que lo que podía haber sido un doblete de despedida fue un final precipitado con lágrimas.
Este resultado dio alas a Porsche, que de verse fuera de toda opción se encontró con un resultado que ni en sus mejores previsiones hubieran previsto.
El #91 solo tuvo que aguantar hasta el final controlando los intentos de ataque de los AF Corse, que enseguida vieron cómo el #51 de James Calado, Ales Pier Guidi y Daniel Serra se convertía en su único rival. A falta de tres horas para el final, un inoportuno pinchazo les privó de luchar hasta el final.
En una carrera más que tranquila, el coche de seguridad no salió hasta que restaban poco menos de cinco horas para el final, cuando el ORECA #31 del WRT se iba contra el muro y quedaba en una posición muy comprometida.
Fueron los últimos incidentes de unas 24 horas que acabaron de manera un tanto anticlimática, ya que no tuvieron el espectáculo soñado, pero seguro que Toyota lo hubiera firmado antes de arrancar.