“Mi héroe más grande”. Así, con la humildad de los grandes, comenzó Sir Jackie Stewart su tributo a Juan Manuel Fangio ayer en Mar del Plata. “Estoy aquí por un hombre que fue el mejor piloto de todos los tiempos. Alguien a quien intenté parecerme todo lo posible, pero que tenía un estilo y una dignidad inigualables”, afirmó el escocés tricampeón mundial de Fórmula 1 (1969, 1971 y 1973), que nunca ocultó su idolatría por el mítico “Chueco” de Balcarce. Admiración que demostró con hechos.
“Cuando Juan murió hace 26 años –continuó Stewart–, estaba jugando al golf en Inglaterra, en un evento de caridad, y alguien me lo dijo. Dejé la cancha de inmediato, me apuré para ir a mi casa y encontrar un avión que me trajera a la Argentina. Después de un viaje muy complicado, porque el vuelo debió aterrizar en Río de Janeiro por un problema técnico, finalmente llegué justo a tiempo, con Stirling Moss, para llevarlo al lugar de su descanso final. Fue una de las cosas más importantes que hice en mi vida”.
“El patrón de conducta de Juan Manuel fue fantástico tanto en la pista como fuera de ella. Hoy, en el deporte motor moderno hay muy pocas personas que puedan mostrar algo parecido. No creo que haya otro piloto en la historia que merezca un reconocimiento como este”, sentenció Stewart, que está en el país para acompañar el traslado de los restos del “Quíntuple” hacia el mausoleo erigido en el Museo Fangio de Balcarce, tras entregar el sábado último a Valtteri Bottas, “poleman” del GP de México, una réplica del casco que el » Chueco” usó hace 70 años para ganar su primer título mundial. Además, Stewart recibió anoche el título de ciudadano ilustre de Mar del Plata y Balcarce.
El maestro
“¿Qué lugar ocupa Fangio en la historia de la F1? –reflexionó el escocés– Pienso que todos los que ganamos un campeonato después de él, nos gustaría creer que hemos hecho un trabajo tan bueno como el de Fangio. Pero los límites que Juan podía encontrar, como en la carrera de Nürburgring de 1957, en la más difícil y peligrosa pista del mundo, cuando venció a Collins y Hawthorn, estaban en otro nivel. La carrera que hizo ese día fue extraordinaria. Uno de mis mejores recuerdos es cuando gané el GP de Mónaco de Fórmula 3 en 1964. Cuando volví a los boxes y detuve el auto, de pronto apareció una mano para saludarme: ¡era Fangio! Simplemente, no creía que eso me estaba pasando a mí… Pero él se tomó la molestia de hacerlo. Ese es el hombre del que ustedes deben estar orgullosos. No creo que nadie haya logrado o vaya a realizar lo que él hizo en el automovilismo”.
“Mi relación con él la disfruté mucho –rememoró el tricampeón de la F1–. Recuerdo una vez que nos encontramos en Roma y me acompañó hacia el norte de Italia porque me entregaban un premio. A la ida manejó él y a la vuelta yo… Puedo asegurar que estaba muy nervioso conduciendo al lado del gran Fangio y… ¡Ya tenía dos títulos mundiales! Eso da una pauta de la profunda admiración que tenía por Juan Manuel. Nuestra amistad no tenía idioma, porque yo no hablaba el suyo y él no hablaba el mío; pero no importaba, porque Juan tenía tanto encanto que cuando me explicaba algo yo lo entendía más allá del idioma. Creo que fue el hombre con el que he forjado la mejor amistad en el mundo del automovilismo y eso que he tenido muy buenos amigos, como Jim Clark y otros. Lamentablemente, la mayoría de ellos murieron conduciendo autos de carrera; pero Juan no, y yo tuve mucha suerte también de haber sobrevivido. Siempre va a ser una relación muy importante en mi vida. Para mí, él aún vive y es un gran ejemplo. Si Stirling Moss estuviese aquí hoy, sé que diría lo mismo”.
“¿Qué aprendí como piloto de Fangio? A ser suave, no manejar en forma exagerada y encontrar a los mejores mecánicos: estoy vivo gracias a ellos, porque nunca tuve fallas mecánicas que me pusieran en peligro. Fangio me enseñó que cuando pasaba de un equipo a otro se llevaba a los ingenieros y mecánicos en los que confiaba. Nadie es exitoso por sí solo. En el automovilismo hay que tener una relación muy cercana con los técnicos, tenerles mucha confianza, porque son las personas de las que depende tu vida. En otros deportes uno puede cometer errores, pero una falla mecánica a alta velocidad, con un espacio muy limitado para recuperarse, marca la diferencia entre la vida y la muerte. Por eso, él era un maestro: aprendí que debía buscar las mejores personas y si las encontraba no las debía dejar ir”.
El Top 3 de Sir Jackie
La tentación de comparar a los pilotos de distintas épocas está siempre latente en una charla de automovilismo. Sin embargo, Stewart tiene las ideas claras: “Es difícil comparar períodos diversos, pero al final del día es el control mental lo que hace la diferencia. Y Fangio lo tenía. Tengo un dicho que dice: para terminar primero, primero hay que terminar: pues Juan Manuel era un maestro para hacerlo. La mayoría de los pilotos actuales son muy exagerados para manejar, lo que no es bueno para el auto ni para ellos. Cuando Fangio aún corría, siendo un niño le pedí un autógrafo en Silverstone y me impactó por su tranquilidad y calma; igual era conduciendo. Fangio tenía todo en su mente. Hasta creo que le dejó ganar un Grand Prix británico a Stirling Moss delante de su público cuando ambos corrían para Mercedes.
“Jim Clark era la sombra de Fangio. Conducía los autos de una manera muy gentil. Pasamos mucho tiempo juntos y también aprendí mucho de él. Pero Jimmy no me decía nada; Fangio, sí. Jimmy era muy reservado, pero tenía exactamente las mismas habilidades que Juan. Ambos sabían que para ir rápido a veces hay que ir un poco más despacio, no intentar sacar tanto del auto, no quemar los neumáticos. Senna, en cambio, era mucho más agresivo; era muy veloz, pero nunca lo vi con la misma luz con que lo veo a Juan. Creo que en los tiempos más cercanos el más parecido a Fangio o Clark ha sido Alain Prost. Lo pondría detrás de Jim Clark y a este un paso atrás de Fangio. Ese es mi Top 3 de todos los tiempos.
“Por supuesto que hubo muchos grandes pilotos y, por lo general, hay uno en la cima del castillo, pero casi siempre se debe al auto: uno debe tener la maquinaria correcta. Fangio pasó por Alfa Romeo, Maserati, Ferrari y Mercedes-Benz buscando el mejor auto para ganar. No tiene nada de bueno ser un gran piloto en un mal auto. Fangio era muy inteligente y talentoso, pero el control mental que tenía lo hace el más grande de todos los tiempos”.