Se apagó la llama de una de las figuras míticas inglesas del automovilismo.
Actualmente es el piloto número 17º en la lista de talentos que han visto la bandera a cuadros en primer lugar sin haber podido lograr un campeonato.
Aficionado al motor desde bien joven, Moss participó incluso en las 500 Millas de Indianápolis.
El piloto con más victorias en su haber sin lograr acreditar un Mundial a su nombre ha dicho adiós para siempre en las primeras horas de la mañana de Pascua. Leyenda británica del mundo del motor, Sir Stirling Moss compitió en los inicios de la Fórmula 1 tras hacerse un nombre en la Fórmula 3 de la época, debutando a bordo de un HWM 51 en Suiza en 1951, sobre el trazado de Bremgarten, compitiendo contra figuras del deporte como Juan Manuel Fangio o Giuseppe Farina.
Tras 3 años compitiendo para firmas tales como Connaught Engineering, Cooper o Maserati, en 1955 dio el salto a Mercedes, donde comenzó a conseguir resultados acordes a su pilotaje: después de rozar el podio en su debut con la marca alemana y cosechar dos segundos puestos en Bélgica y los Países Bajos, su Gran Bretaña natal iba a convertirse en el escenario donde Moss se subiría a lo más alto por primera vez en su vida tras pelearse como nunca con su Mercedes W196.
No obstante, el segundo puesto en la clasificación de finales de año iba a ser su mejor resultado durante los próximos 4 años de su carrera deportiva: tres Mundiales consecutivos de su compañero Fangio y la irrupción de Michael Hawthorn en 1958 le impidieron poner sus manos sobre el trofeo de mejor piloto, quedándose a tan sólo 1 punto de éste último en aquel año.
A partir de ahí, Moss compitió durante otros 3 años más antes de sufrir un serio accidente de tráfico en 1962 en Goodwood que le dejó bastante tiempo en coma y le provocó la parálisis parcial de su cuerpo durante más de 6 meses. Dedicado a las labores de comentarista de ahí en adelante, probó suerte en la NASCAR de forma temporal antes de colgar el casco de forma definitiva poco después.