La Policía alemana ha detenido al presidente del fabricante automovilístico de la gama Audi, Rupert Stadler dentro de la investigación por el Dieselgate, ha informado la compañía matriz Volkswagen, que precisa que la detención es temporal.
El tribunal, que lleva investigando a Stadler desde mayo, considera que hay riesgo de destrucción de pruebas, lo que justifica su arresto.
La Fiscalía de Braunschweig impuso la semana pasada una multa de mil millones de euros por la manipulación de las emisiones de gases en motores diésel al grupo automovilístico alemán Volkswagen, que la ha aceptado y que no recurrirá.
De este modo concluye el proceso para Volkswagen, que esperaba la semana pasada que tuviera «efectos positivos notables» sobre otros procesos que el grupo y sus filiales tienen en otros países de Europa.
La Justicia alemana considera probado que desde mediados de 2007 y hasta 2015, se produjeron incumplimientos que permitieron que Volkswagen equipara 10,7 millones de vehículos con el motor diesel EA 288 de la tercera generación en Estados Unidos y Canadá y con el motor EA 189 con una función de software ilegal, que se vendieran y que entraran en circulación.
Más acciones y publicidad a favor de la tecnología motriz eléctrica: Fiscales alemanes allanaron la casa de Rupert Stadler, presidente de la subsidiaria de Volkswagen, Audi, por sospechas de fraude relacionado con la manipulación de motores diésel. Volkswagen ha añadido que se mantiene la presunción de inocencia para Stadler, pero la Fiscalía de Múnich, encargada del caso Audi, ha ordenado la prisión preventiva porque considera que existe peligro de que Stadler entorpezca la acción judicial.
El escándalo de Volkswagen fue la antesala de que el motor diésel comience a ser repudiado tanto por fabricantes como por países.
En medio del escándalo de manipulación de los motores diésel, la Fiscalía ha acusado también al presidente de la automotriz alemana Audi, Rupert Stadler, y a otro miembro de la junta directiva de la filial de Volkswagen, informaron hlas autoridades.
«Desde el 30 de mayo, el director ejecutivo de Audi, Rupert Stadler y otro miembro de la junta ejecutiva actual han sido considerados sospechosos»,dijeron los fiscales en la capital bávara, Múnich, en un comunicado. «Cada uno de ellos está acusado de fraude y falsificación indirecta de certificados. Esto se relaciona con la puesta en circulación de vehículos diésel equipados con software de gestión de emisiones manipulables en el mercado europeo».
Las viviendas de Stadler y del otro miembro de la junta (no identificado en los despachos informativos) fueron allanados en busca de evidencia, agregaron.
El ejecutivo del Grupo Volkswagen ha sido requerido por las autoridades competentes del país en relación al dieselgate, el escándalo que salpicó a dicho Grupo en 2015 tras descubrirse que se habían estado falseando los datos de emisiones contaminantes durante los pasados años para ajustarse a una normativa que no cumplían, lo cual afectó a 11 millones de vehículos.
La detención se ha hecho efectiva casi 1 año después de que varios de los principales fabricantes de vehículos se comprometieran con la VDA (Asociación de la Industria Automovilística alemana) a pagar una cierta cantidad para actualizar 5 millones de vehículos de acuerdo a la normativa. Según las autoridades, existía un riesgo evidente de que Stadler destruyese algunas de las evidencias de las malas prácticas de la empresa durante los años previos al descubrimiento del dieselgate.
El escándalo de Volkswagen fue la antesala de que el motor diésel comience a ser repudiado tanto por fabricantes como por países.
Toyota ya ha anunciado que dejará de comercializar vehículos diésel en suelo europeo en 2018.
Francia y Reino Unido ya han puesto fecha límite para la venta de vehículos contaminantes en sus territorios. Es la razón de los recientes y redoblados esfuerzos para el desarrollo de la tecnología eléctrica.
Con estas acusaciones sube a 20 el número de inculpados por la Fiscalía, que denuncia que desde 2009 Audi vendió en Estados Unidos y en Europa al menos 210.000 vehículos diésel con un software fraudulento.
La automotriz está acusada de fraude y publicidad penable. A principios de febrero, ya se registraron la central de Audi en Ingolstadt y las oficinas en la fábrica de Neckarsulm. En 2015, el consorcio automovilístico Volkswagen, al que pertenece Audi, reconoció haber vendido 11 millones de vehículos manipulados en todo el mundo.
El anuncio de la investigación se conoce después de que la semana pasada la Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA) de Alemania obligara a Audi a revisar los modelos A6 y A7 con motor diésel de 3 litros y paralizara la venta de nuevos vehículos de este modelo por contar con un dispositivo ilegal para manipular las emisiones de gases contaminantes.
La KBA anunció a principios de mayo que había abierto una investigación a este respecto y Audi reconoció “incidentes” que habían llevado a la suspensión temporal de la entrega de los vehículos fabricados a los concesionarios.
Según informó el semanario “Der Spiegel” se trata de un nuevo “software”, distinto al que ya se había descubierto en diferentes modelos diésel del Grupo Volkswagen dentro del escándalo de la manipulación de emisiones que se destapó en 2015.
En febrero la Fiscalía Estatal de Múnich ya registró varios inmuebles de 2 exdirectivos de Audi y otro trabajador más en relación a la investigación por la manipulación de las emisiones de gases contaminantes.
A aquellos registros les precedieron los que la Fiscalía realizó el 06/02 en la sede central de Audi y en una planta de esta filial del Grupo Volkswagen como parte de las investigaciones por la manipulación de emisiones contaminantes en vehículos diésel.
En marzo 2017 la Fiscalía de Múnich adelantó que investigaba a Audi por fraude y publicidad ilegal en la venta en USA entre 2009 y 2015 de alrededor de 80.000 vehículos.
Según explicó entonces, la sospecha era que se habían instalado dispositivos para manipular los valores de las emisiones con el fin de cumplir los límites fijados en Estados Unidos, sin informar a los compradores.
En enero la Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA) de Alemania, dependiente del Ministerio de Transportes, ordenó a Audi llamar a talleres y reparar más de 127.000 vehículos diésel manipulados.