El campeón del mundo de 1997 conmemora los 40 años de la primera victoria de su padre en F1, en su propia casa.
El campeón del mundo de 1997, Jacques Villeneuve, vivirá un momento muy emotivo y emocionante durante el Gran Premio de Canadá. El canadiense tendrá la oportunidad de ponerse al volante del Ferrari que pilotó su padre, Gilles, como homenaje a los 40 años desde su victoria en 1978, la primera de su trayectoria en un recién estrenado circuito de Montreal.
No es la primera vez que Villeneuve se sube al Ferrari 312 T3. Tuvo el primer contacto en el año 2004, durante el Festival de Goodwood. El domingo, el monoplaza presidirá la parrilla de salida, al lado de la inscripción ‘Salut Gilles’ de la línea de meta. Cuando arranque el ‘Drivers Parade’, Villeneuve liderará la comitiva de pilotos.
“¡Es genial porque será la primera vez que lidere con un Fórmula 1 en Montreal!”, bromea Villeneuve. “A media que pasa el tiempo, la memoria de Gilles tiene más significado, porque ves lo que representa. He conducido este coche en Goodwood, así que ya me he sentado en él. Es diferente. Es como estar sentado en una lata de atún, básicamente”, añade.
A la fiesta también estará invitada Joann Villeneuve, madre de Jacques, quien reconoce la emoción que supondrá ver rodar a su hijo con ese monoplaza: “Es un honor para mí. Es realmente especial, me trae muchas emociones; es algo extremadamente bueno para mí. Si hubiésemos escrito un guion de su victoria en 1978, lo habrían rechazado porque era increíble. Para él, ganar marcó toda la diferencia en su trayectoria. Fue un momento mágico”, concluye.
Aunque no sea la primera vez que Jacques Villeneuve se ponga al volante de la Ferrari de Fórmula 1 de 1978, si será su primera experiencia en las calles de Montreal cerradas para el Gran Premio. Así se conmemorarán los 40 años de la primera victoria de Gilles Villeneuve ne F1, el próximo domingo en medio del desfile de pilotos de la grilla actual.
«A medida que el tiempo pasa, el recuerdo de Gilles tiene mayor significado porque uno ve lo que representa en los aficionados, en la gente, en la historia del deporte«, señala el campeón mundial de 1997. «Manejé este auto en Goodwood. Es como sentarse en una lata de atún, básicamente, pero es sensacional lo avanzados que eran en ese entonces«, describe.
«Si mi padre no hubiera sido piloto quizás yo tampoco lo hubiera sido«, dice hoy Jaques. «Para mí era más que un padre, era mi ídolo. Es algo genial pero tenía una contrapartida: lo veía poco«, ha señalado recientemente. Será otro emocionante momento que proponga la F1 en el GP de Canadá.