«A Uyuni llegué mojado y muy mareado, con ganas de vomitar por la altura. Me dieron oxígeno, tomé pastillas. La pasé muy mal. Largué último y con la ropa mojada. Pero me recuperé y cuando llegué me enteré que había ganado la etapa, no o podía creer», confesó Jeremías González Ferioli, el cordobés de 19 años, estudiante de Administración de Empresas en Córdoba, que se convirtió en el ganador más joven de la historia de los cuatriciclos en el Dakar.
En el modesto equipo, atendido sólo por dos mecánicos (Ezequiel Scutti y Pablo Galli), Jeremías se va al motorhome que sus padres estacionan fuera del campamento. Y así avanza en el Dakar 2015 «Mi objetivo es llegar entre los tres primeros y hacer podio. Tengo fe que alguno de los que están delante de mí se retrase», comentó el joven piloto, que además lleva adelante un emprendimiento solidario: «Cuando finalice, de acuerdo con los kilómetros que recorra en total, donaré útiles escolares en cada etapa que pasamos». El cordobés superó la marca de un piloto de 21 años, que ganó una etapa de motos en África, en 1984 (al margen de los navegantes, que hubo dos casos con chicos de 18 años ganadores en autos).
«Mi mamá me hace el desayuno todas las madrugadas, voy a buscar el cuatriciclo y ahí salgo. Hasta ahora no me puedo quejar, venimos bastante bien», comentó Jeremías, mientras su madre le recrimina que hace «más cosas que sólo el desayuno». Su padre ayuda con el dibujo de la hoja de ruta, mientras el nene descansa, tras la doble jornada de la etapa maratón.
Los padres estuvieron muy angustiados anteanoche («lloramos mucho», dijo la madre), ya que no sabían cómo había llegado su hijo a Bolivia. Recién cuando vieron unas imágenes de ayer en la largada, a través de la TV Boliviana, supieron que Jeremías estaba en condiciones de competir. Dentro de bivouac, están los mecánicos, repasando cada detalle del cuatri. En medio de estructuras súper poderosas, ellos trabajan sin problemas: «Jeremías cuida mucho el cuatriciclo. A veces demasiado, pero está muy bien», comentó Scutti. Sobre la etapa maratón y la sal, de la que tanto se quejó la mayoría, el mecánico sonreía: «Si vos le pasás silicona a todo el cuatri, te matás de risa de la sal. Queda totalmente impermeable y no lo afecta», sentenció.
La segunda etapa maratón (sin asistencia) para los cuadriciclos fue otro día de ensueño para Jeremías González Ferioli. El cordobés terminó segundo detrás de Sonik y se benefició de los problemas de Casale y Sergio Lafuente. Así, se ubica segundo en la general y en inmejorables condiciones para subirse al podio pasado mañana en Tecnópolis. Sin embargo, su búnker es pura cautela. Nadie quiere hablar antes de cruzar la meta. “El Dakar es día a día. Puede pasar cualquier cosa”, contó uno de sus mecánicos. La imprevisibilidad es moneda corriente en la 37ª edición de esta competencia. Y González Ferioli es la muestra más cabal de ello. En dos etapas tuvo serios inconvenientes y casi abandona. Pero siguió y demostró que ya no es una promesa como el año pasado, cuando en su debut finalizó sexto. Este año ganó su primera etapa y siempre que pudo luchó entre los de arriba.