A falta de ver lo que pase en la clasificación, Max Verstappen comenzó el GP de Austria dominando con solvencia. Charles Leclerc se quedó a más de 2,5 décimas, lo que en un circuito tan corto es una diferencia notable. Tras ellos, George Russell, que dejó su marca tras el decepcionante resultado de Silverstone.

Carlos Sainz, ganador del pasado domingo, no pasó del 7º crono. El madrileño no forzó mucho y, además, fue una de las víctimas de la gran cantidad de tráfico que hubo durante toda la sesión y especialmente al final de la misma.

En la única sesión de la jornada de libres antes de la clasificación hubo poco margen para hacer grandes experimentos. Uno de ellos salió mal para McLaren, ya que el monoplaza de Lando Norris falló y se quedó tirado. Provocó una bandera roja durante unos instantes.

No fue la única bandera roja en la pista. La segunda fue por un trozo de goma en la curva 6 del circuito que provenía de la banda que separa el piano de la grava exterior. Hubo que parar la tanda para que un operario retirara toda la tira para que no se rompiera más.

Más allá de estos problemas, fue una tanda en la que se vieron muchos neumáticos medios y blandos. Habida cuenta de que es la última y única sesión antes de pelear por la pole para el sprint, los equipos exprimieron al máximo el tiempo.

Se vio, por ejemplo, que el compuesto blando se va a degradar con rapidez, si bien tendrán que mirar si conviene jugársela para las 24 vueltas para este sábado. No parece en gente como Fernando Alonso, que ni siquiera rodó con este compuesto y dedicó esta hora de ensayos a comprobar la durabilidad de los medios. Este es, en parte, uno de los motivos por los que no pasó de la 8ª plaza.