Tras encontrar la FIA el motivo menos convincente del mundo -Supuestos minisectores lentos- para no sancionar a Verstappen, y después de que el piloto admitiera en rueda de prensa que no había levantado el pie porque “sabía lo que hacía”, así como la presión llegada de un enfadado equipo Ferrari, los comisarios se retractan y deciden aplicar una sanción al piloto neerlandés.
Con más de una hora de retraso, la FIA se decidió a llamar a comisarios a piloto y equipo, para pedir explicaciones del incidente. Es decir, por qué marcó mejor sector absoluto en una zona donde ondeaba una bandera amarilla con un visible accidente frente a él. Las excusas del piloto han resultado estériles, pues la FIA ya había decidido cambiar su criterio inicial.
Los comisarios, tras afirmar haber revisado la telemetría, así como el vídeo y pruebas de audio, sentencian que el piloto, en ese sector donde marcó mejor tiempo absoluto, falló al reducir la velocidad. El piloto, por su parte, asegura que vio el vehículo de Bottas, no así las banderas amarillas. Aunque se mostró una bandera física, los paneles luminosos no funcionaron, aparentemente dañados por el propio accidente de Bottas.
Los mismos comisarios estiman que la bandera amarilla era suficientemente visible, y que otros pilotos, como Vettel, sí redujeron considerablemente la velocidad. Por lo tanto, deciden aplicar a Verstappen una sanción de tres posiciones en parrilla de salida, así como dos puntos en su licencia de piloto. En resumen, la FIA ha necesitado casi tres horas y media para ver lo que todo el mundo vio al instante, y por el camino, se inventó una excusa de la que se ha tenido que retractar.
Se mantienen los tiempos del piloto, que conserva una pole position de la que no podrá sacar rédito en carrera.