El argentino John Della Penna, quien tuvo una participación destacada con su equipo al más alto nivel del automovilismo en los Estados Unidos, ha fallecido.
El argentino John Della Penna, entusiasta del deporte motor y quien llegó a tener un equipo participando en IndyCar, así como en varias ediciones de las 500 Millas de Indianápolis, falleció en las últimas horas.
El radicado en San Francisco, California, falleció en Estados Unidos, donde pasó gran parte de su tiempo desarrollando proyectos de deporte motor, después de luchar en los últimos meses contra una fuerte enfermedad.
Della Penna Motorsports tuvo participación en las categorías Toyota Atlantic, IRL y CART desde 1990 hasta 2000 y llegó a tener en sus filas a su compatriota Norberto Fontana en el campeonato CART del año 2000.
De 1997 a 2000 disputó con su equipo temporadas completas en CART, logrando un quinto sitio en Michigan en 1998 con el estadounidense Richie Hearn.
En 2000 firmó a su compatriota Norberto Fontana, quien consiguió el sexto escaño en Road America, el último mejor puesto del equipo en la serie americana.
Víctor Hugo Fux escribió:
Lo conocí en el año 2005, cuando llegó a Rafaela para brindar su asesoramiento a los pilotos argentinos que el 4 de septiembre utilizaron, por última vez, el óvalo del autódromo local, para disputar las «100 Millas de TC2000».
John Della Penna, un ingeniero nacido en Argentina, pero que estaba radicado desde hace mucho tiempo en los Estados Unidos, ofició de consejero de los participantes de aquella competencia memorable e irrepetible que ganó el juniense Gabriel Ponce de León, con un Focus del Berta Motorsport.
En los días previo tuve la oportunidad de entrevistar a John, quien siempre me atendió con generosidad y respeto. Pude conocer, a partir de sus muy claras explicaciones, las sensaciones que genera en los pilotos una carrera en un escenario de semejante exigencia.
El se encargó de transmitírselas a cada uno de los participantes de ese desafío único, en el circuito más veloz de Sudamérica.
Todos lo escuchaban con mucha atención, porque John tenía una experiencia incomparable en los óvalos estadounidenses y era palabra autorizada.
Respondió a mil preguntas y a todas las inquietudes lógicas de quienes sabían que estaban ante una prueba de carácter muy importante y con una enorme carga de adrenalina.
John habló de las cargas aerodinámicas, de los radios en los curvones, de la manera de acercarse a los paredones en las rectas y del rendimiento de los neumáticos, entre otros aspectos.
Pero, esencialmente, de las precauciones que debían tomarse en determinadas circunstancias. «La seguridad es un tema no negociable», expresó con una absoluta convicción, en una de las charlas.
La última recomendación, antes de iniciarse la vuelta previa, fue contundente: «La carrera no se gana en la primera curva», les recordó, en un tono casi paternal, a los protagonistas de un evento histórico.
Ayer, cuando me enteré de su fallecimiento, en San Francisco (California), a los 68 años, fluyeron con total naturalidad, esos recuerdos de los encuentros que tuve con John Della Penna.
Un ingeniero que nació en nuestro país y que un día viajó a los Estados Unidos para desarrollarse como profesional, hasta llegar a tener su propio equipo en diferentes categorías de monoplazas.
Primero en la Toyota Atlantic, en la que había sido piloto en su juventud; más tarde en la IRL y finalmente en la CART, donde corrió uno de sus autos el arrecifeño Norberto Fontana en la temporada 2000.
Su última relación deportiva con un compatriota se dio en 2011 y 2012, cuando acompañó en su brillante campaña en el país del Norte al porteño Esteban Guerrieri en la Indy Light.