Scott Dixon sobrevivió al caos y abrió su cuenta de triunfos en la temporada de IndyCar en la jornada dominical en Detroit.
Al neozelandés no lo distrajeron las situaciones a su alrededor y se apegó a su plan de carrera, efectuando dos detenciones en pits. Con velocidad pura, haciendo diferencias sobre el resto del pelotón y algo de suerte, llegó a 45 victorias en su trayectoria, quedando a siete de Mario Andretti y a 22 de AJ Foyt en el ranking de todos los tiempos.
La lluvia no se hizo presente, pero lo que ocurrió en la primera vuelta anticipó el pandemonio que se vería durante la segunda carrera del fin de semana en Belle Isle. La parte media del pelotón intentó pasar “de tres en tres” en los primeros metros, pero al llegar a la Curva 3, una reacción en cadena vio a Simon Pagenaud tocar a Will Power, éste a Felix Rosenqvist y éste a Patricio O’Ward, siendo el mexicano el que efectuó un trompo, bloqueando parte de la pista.
Todos esquivaron los golpes a excepción de Pagenaud y Tony Kanaan,quien abandonó por daños en su coche. El ganador de la Indy 500 también sufrió desperfectos, por lo que sus mecánicos tomaron 10 vueltas en repararlo para mandarlo de nuevo al circuito. El encadenamiento sirvió para que todos se fueran a pits a excepción de Dixon, Spencer Pigot, Graham Rahal y Santino Ferrucci, quienes controlaron la primera parte del recorrido.
El novato de Dale Coyne Racing tomó el liderato cuando los neumáticos blandos de Dixon comenzaron a degradarse, pero el de Chip Ganassi Racing se metió a pits antes de un accidente aparatoso entre Pigot y Sébastien Bourdais en el 15º giro. El francés no sabía que el estadounidense se iba a detener en fosos y lo golpeó en la parte trasera de su coche, tomando vuelo por un momento, mientras Pigot pegó en el muro interno y acabó en la entrada a pits.
Ferrucci optó por seguir extendiendo su primer turno, algo que estuvo a punto de resultar a su favor de no ser por otro accidente que provocó el poleman Josef Newgarden, quien al intentar defender un puesto y escalar otro en un solo movimiento, trompeó en la Curva 3 y se llevó consigo a James Hinchcliffe a la pared. Alexander Rossi estuvo a punto de hacer contacto con ambos e incluso trompeó, pero logró retomar la marcha.
Cuando Ferrucci paró, Dixon retomó el primer puesto, adelante de Ericsson, Takuma Sato y Ryan Hunter-Reay, un orden que se mantendría en el siguiente ciclo de detenciones, aunque un Power encendido pasó de 12º a tercero para la vuelta 53. Dixon y Ericsson se habían escapado de sus rivales hasta este punto, pero Hinchcliffe se quedó detenido en la curva 6 y devolvió la condición de bandera amarilla.
En el reinicio siguiente, un toque entre Sato y Felix Rosenqvist envió al japonés a los pits con daños, mientras el sueco rozaría el muro más adelante y, al estrellarse en la Curva 1, generaría una bandera roja a falta de seis giros. Pese a que el sprint final le dio otra oportunidad a Ericsson para atacar, Dixon se escapó tan pronto como salió la bandera verde, en el antepenúltimo giro.
Así, el tripulante del auto No. 9 no solo se redimió del accidente de la competencia del sábado, causado por un error de manejo, sino que volvió a recortar distancias en el campeonato. Detrás de Ericsson, quien logró su primer podio en la categoría, llegaron Power, Hunter-Reay y Rossi.
Marco Andretti salvó un fin de semana decepcionante al cruzar la meta en sexto, adelante de Rahal, Zach Veach, Bourdais y Ferrucci. El mexicano O’Ward, quien arrancó en octavo, pasó gran parte de la prueba con un giro de desventaja, aunque lo recuperó en el final y, tras superar a Colton Herta en la conclusión, cruzó la meta en 11º.
Solo 17 coches terminaron la carrera; Pagenaud y Newgarden lograron volver a pista, pero se situaron en 17º y 19º, suficiente para que el campeón de 2017 mantuviera el liderato general, 15 unidades adelante de Rossi.
Texas será el siguiente compromiso de la IndyCar, a celebrarse el sábado 8 de junio.
