Principalmente fue una buena persona, un tipo siempre atento a las necesidades de sus amigos y de todo aquel que necesitaba una mano.
Fué directivo del CAMOD (Confederación Argentina de Motociclismo Deportivo); empresario exitoso, además entre otras cosas se vinculó al fútbol y las motos, demostrando como dirigente, incluso en el más alto poder, que si uno es de “buena madera” puede mantener la humildad de los sabios.
Hace bastante luchaba contra una enfermedad y quiso el destino que sea parte de los festejos este viernes por el título en Primera de su amado club rojinegro del norte, para decir “hasta acá llego”. Murió a los 76 años después de una celebración extraordinaria.
Nuestras condolencias para la familia, que más allá del dolor debe enfrentar la vida como hizo Rubén Cáceres, con la frente en alto. Ese es el mejor legado. Que en paz descanse.