Earl Bamber, piloto del Nº 2 de Porsche, dijo que no tenían «nada que perder» luego de sus problemas iniciales y la falta de presión fue la clave para correr sin restricciones y llevarse la victoria.
Con el Porsche 919 hybrid #2 conducido por Brendon Hartley, Timo Bernhard y Earl Bamber, la marca alemana se impuso en la mítica competencia del Mundial de Resistencia y sumó su 19º triunfo en la historia, siendo el más ganador.
Porsche sigue escribiendo la historia grande de las 24 Horas de Le Mans. Cuando todo parecía que se desvanecía ante el abandono del Porsche 919 hybrid #1, que lideraba con 18 vueltas de ventaja y restaban tres horas para el final, el Porsche 919 hybrid #2 se puso el equipo y la presión al hombro y comenzó a recuperar el tiempo perdido ayer, cuando en las primeras horas sufrió un problema en la suspensión delantera y perdió 14 giros.
El trinomio Brendon Hartley, Earl Bamber y Timo Bernhard, quien tuvo el honor de recibir la bandera de cuadros, quedó en lo más alto del clasificador con 367 vueltas al trazado de La Sarthe.
El otro LMP1 que recibió la bandera de cuadros fue el Toyota TS050 hybrid #8 de Sébastien Buemi, Kazuki Nakajima y Anthony Davidson, que tras las complicaciones de la primera parte de la competencia, cruzó la meta en el 9º puesto de la general.
Earl Bamber, ganador de las 24 Horas de Le Mans junto a su compañero neozelandés Brendon Hartley y el alemán Timo Bernhard, explicó que la tripulación «arriesgó todo» para volver a estar en posición de pelea luego de que perdieron tiempo después de que fue necesario el reemplazo de un motor del eje delantero.
«Es tan mágico obtener la victoria para Porsche hoy en esas circunstancias – Es de lo que las carreras de resistencia se trata», dijo Bamber a la cadena Fox Sports.
«Yo estaba manejando en el momento en que escuché el ‘bang’ y pensé que estábamos fuera de nuestra carrera. Llevé el coche de nuevo a los boxes y los chicos lo miraron y logramos volver en menos de una hora”.
«Al principio fue una cuestión de pelear de nuevo en los primeros cinco, luego se convirtió en un podio y luego un podio se convirtió en una victoria”.
«Estábamos contando los segundos, unas pocas horas atrás parecía que sería hasta la última hora si lo obtendríamos o no. Estaba increíblemente tenso en los pits y nos estábamos yendo todo el tiempo”.
«Fue básicamente una carrera de sprint cuando volvimos a salir – no teníamos nada que perder.Arriesgamos todo y logramos la recompensa”.
Bamber también dijo que su segunda victoria general en Le Mans fue más especial al haberla obtenido con su amigo de muchos años Brendon Hartley.
«No puedo creerlo aún, pero ganarlo con mi amigo de la infancia, Brendon, es increíble”, agregó Bamber. “Teníamos siete años y él me enseñó a conducir”.
